Existe mucho desconocimiento sobre el papel que pueden tener las terapias complementarias en la ayuda del tratamiento de las llamadas enfermedades raras y eso es, básicamente, porque existe un desconocimiento general sobre estas terapias.
El campo de la medicina no es plano, tiene múltiples caras, como si de una figura geométrica se tratara, y si desde un punto de vista no se puede tratar una enfermedad, no significa que desde otro enfoque si se pueda.
Quizá por eso, muchas veces con las terapias complementarias se pueden tratar cosas que para las que aparentemente no hay tratamiento. Algunas incluso tiene resultados muy pronto, con pautas muy sencillas.
Una explicación para esto, a parte de que la metodología es distinta y las herramientas también lo son, es que las terapias complementarias suelen tratar a la persona de forma global, y esto permite en muchas ocasiones localizar el problema de una manera más integrativa y fácil que si lo observáramos desde el punto de vista de un especialista. Por ejemplo, es posible que un problema de piel, no esté en la piel, y precisamente por eso, un dermatólogo no pueda hacer nada, y que el problema esté en el interior del organismo, donde hay una toxicidad, un virus o algún elemento que se refleja a través de la piel.
Tratar enfermedades de una manera rápida y eficaz como la fibromialgia es muy sencillo desde un punto de vista de terapias alternativas. Lo mismo sucede con otras enfermedades como la mayoría de las auto-inmune, la pitiriasis liquenoide, el liquen plano o la psoriasis entre otras.
También es posible alargar y mejorar la calidad de vida considerablemente de pacientes con fibrosis quística, o con Síndrome de Sanfilippo (San Filippo).
Por ello recomendamos desde aquí que la gente se informe sobre los posibles complementos a este tipo de enfermedades con terapias naturales, pues son un punto de vista muy útil para algunas de ellas.