Con el tiempo hemos ido observando un aumento progresivo del porcentaje de población que padece de algún tipo de alergia. Y el motivo es claro. La mayor contaminación del entorno en el que vivimos, tanto ambiental como en los alimentos de consumo que contienen aditivos y productos químicos y la excesiva, a veces, medicación en etapas tempranas de nuestra vida, logran finalmente alterar nuestro sistema inmunitario.
Y entonces se producirán reacciones de picor (de piel, nariz, ojos…), estornudos, lagrimeo ocular e irritación de mucosas e incluso ahogo en determinadas situaciones, siendo todos estos síntomas especialmente más intensos durante la primavera, aunque cada vez son más frecuentas las alergias que se manifiestan durante todo el año.
Las alergias pues, no son más, que una alteración del sistema inmunitario que ve alterado su funcionamiento y se vuelve más sensible al medio tóxico que nos rodea, creando respuestas inmunitarias molestas a alérgenos específicos. Así pues, hay gente que desarrolla una alergia al polen, o a los ácaros, al pelo de animal o alimentos concretos. Pero eso es lo de menos. Si logramos restaurar el equilibrio y el buen funcionamiento del sistema inmune, la alergia desaparece.
Dentro de las llamadas terapias complementarias, existen pautas muy eficaces, de corta duración y sin efectos secundarios que restauran el equilibrio del sistema inmunitario, y en muy pocas semanas, los síntomas de alergia remiten considerablemente.
Es una alternativa fiable y muy recomendada, cada vez con mayor demanda.