Artículo Publicado en Discovery Salud

Os adjuntamos el artículo / entrevista realizado por Discovery Salud, aparecido en el mes de Diciembre.

Afronta el cáncer y otras patologías desintoxicando el hígado y el riñón

José María Cardesín, experto español en Medicina Tradicional China, es de los que piensa que la acumulación de tóxicos en el organismo termina bloqueando en muchos casos el sistema de drenaje dando ello lugar a muy diferentes patologías, cáncer incluido. Y, de hecho, pronto comprobaría que el 90% de los pacientes que acudían a él con patologías muy distintas tenían piedras en el riñón o en el hígado. Y que en un 40% de los casos se detectaban además células cancerosas. Pero su mayor sorpresa fue constatar que tras un profundo drenaje hepático y renal no sólo desaparecían las piedras sino también las células cancerosas.

Graduado en Ingeniería Química en la Universidad Politécnica de Barcelona José María Cardesín se matricularía a continuación en Ingeniería Industrial pero a los dos años decidió dar un giro radical a su vida y formarse en el ámbito de la salud. En 1980 estudiaría Hipnosis Clínica en el International Institute Of Hipnology de Nueva York y algunos años después se trasladaría a China para formarse en la Facultad de Medicina Tradicional China de Pekín obteniendo los grados A y B (los más altos que se conceden a médicos extranjeros). A la vuelta ampliaría su formación durante 3 años en el Centro de Estudios Homeopáticos (CEDH) de Burdeos (Francia) así como en las técnicas energéticas de Rac estudiando en la Escuela de Paul Nogier en Lyon. Años después ampliaría sus conocimientos formándose en otras disciplinas -especialmente Osteopatía y Naturopatía- hasta que finalmente crearía su propia escuela basada principalmente en la Medicina Tradicional China aplicada a través de productos homeopáticos y donde se imparten clases de distintas terapias alternativas: el Centro de Terapias Alternativas CAB,. Socio fundador de la Sociedad de Acupuntores de Cataluña -en la que ostentaría durante varios años el cargo de Vicepresidente para Temas Científicos- y ex presidente de la Asociación Española de Homeópatas es autor de seis libros: “Reflexología”, “Repertorio homeopático superior”, “Materia Médica Superior”, “La energética de la pareja”, “Concomitancias del sistema hepato-renal” y “Nuevas investigaciones sobre el cáncer”.
En cualquier caso debemos decir que lo que le ha traído a estas páginas es un descubrimiento singular que ahora deberán valorar otros profesionales de la salud: el hecho de que mejorando el eje hepato-renal mediante la eliminación de la arenilla, barro y piedras que se acumulan en esos órganos… desaparecen en muchos casos las células cancerosas. Incluso en cánceres avanzados. Lo que una vez más volvería a demostrar que la mejor manera de elevar las defensas del sistema inmunitario no consiste quizás tanto en aportar sustancias al organismo como en limpiarlo, en desintoxicarlo lo mejor posible para que el propio cuerpo se encargue de autocurarse. En cáncer y en los casos de casi la totalidad de las llamadas enfermedades. José María Cardesín no dudó en trasladarse desde Barcelona hasta nuestra redacción para explicárnoslo.

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-Cómo fue el proceso que le llevó a este descubrimiento?

-En Febrero de 1993 llegó a la consulta una paciente obesa con problemas digestivos acompañados de dolores musculares, cansancio, irritabilidad, insomnio y depresión. Una vez reconocida comprobamos que presentaba litiasis biliar, úlcera gástrica e infección intestinal por lo que se le prescribió la medicación homeopática correspondiente y un eficaz drenador hepático de carácter fitoterápico. Sin embargo, a los pocos días volvió con un cuadro de dolor intenso, tan importante y generalizado que, entre otras pruebas, se decidió buscar indicios de tumor detectándose células cancerosas a nivel hepático y bronquial. Fue remitida sin medicación a Urgencias y en el hospital confirmaron la litiasis biliar. Tenía un cólico y se decidió intervenir quirúrgicamente porque la piedra era enorme. Cuando se le extrajo no pasaba al parecer por la boca del envase de cristal de un yogur. Tal era su tamaño.

Algo después, tras el postoperatorio, volvió a visitarnos para intentar solucionar unas pequeñas molestias y acelerar la recuperación. Lo primero que se hizo, evidentemente, fue repetir las pruebas tumorales. Y para nuestra sorpresa dieron negativas.

-¿Qué pensó en ese momento?

-Evidentemente me pregunté qué había sucedido. Todo indicaba que el cólico lo produjo el bloqueo del colédoco, debido al tamaño de la piedra, al intentar expulsarla el organismo por efecto del drenador. E intuí que además del cólico el bloqueo podía haber provocado una serie de reacciones orgánicas, algunas de las cuales podían ya existir de forma asintomática o haberse iniciado en ese momento, que disminuyeron o desaparecieron tras extirparle la piedra. ¿Qué relación había pues entre la litiasis y el cáncer?, me pregunté. ¿Por qué tras el cólico habían aparecido células cancerosas y una vez eliminada la piedra éstas habían desaparecido sin más? Es más, ¿podían las litiasis ser causa de diferentes patologías?

-¿Y qué hizo para saberlo?

-A partir de ese momento decidí averiguar si mis pacientes, independientemente de la patología que aparentemente manifestaran, padecían o no litiasis biliar o renal indagando además si tenían células tumorales malignas. Y así lo hicimos con casi todos nuestros pacientes.

-Y cuál fue el resultado?

-Que ¡el 90%! de los pacientes tenían litiasis hepática o renal. En el 60% de los casos en forma de arenillas o fangos difícilmente detectables por ecografía y que si bien no producen síntomas directos pueden sin embargo ocasionar patologías distales de poca a mucha gravedad. Aunque lo que más nos llamó la atención es que en ¡un 40%! de los casos se detectó la presencia de células cancerosas en un estado muy precoz, en su mayoría en la mama, en el esófago o en ambos sitios a la vez en los casos mas avanzados. El 90% de los cánceres mamarios de tipo escirro, es decir, carcinomas ductales infiltrantes.

-Me parece muy fuerte. Es un porcentaje altísimo. Aunque demostraría la afirmación tantas veces repetida de que todos padecemos cáncer varias veces a lo largo de nuestra vida sin ser conscientes de ello que superamos dejando actuar sin más al sistema inmune. Bien, y si las litiasis pueden ser causa de tantas patologías, cáncer incluido, usted qué propone?

-No sé si las litiasis son la causa del cáncer o más bien el resultado de que el organismo no pueda desintoxicarse correctamente por ellas. En cualquier caso la solución primordial sería la misma: usar potentes drenadores que permitan al organismo deshacerse del barro, la arenilla y las piedras cuyo tamaño lo permita, que son la mayoría.

-¿De forma preventiva o curativa?

-Prevenir siempre es mejor que curar. Pero debo decir que hemos constatado cómo una vez limpios en profundidad el hígado y el riñón el nivel y actividad de las células cancerosas disminuye rápidamente en la mayoría de las personas. Tanto en casos iniciales como en tumores ya avanzados.

-¿También en casos avanzados?

-En algunos casos puntuales ha habido incluso importante remisión en personas con cuadros metastáticos y desahuciadas. Debo en cualquier caso aclarar que además de desintoxicar el organismo nosotros ponemos a nuestros pacientes un tratamiento homeopático anticancerígeno que obtiene resultados muy satisfactorios.

-Sorprendente. Pero volvamos un momento atrás. ¿Cómo hay tantos casos de litiasis, muchos en personas asintomáticas?

-Probablemente porque hoy día nuestros organismos están muy contaminados. Especialmente los alimentos que ingerimos pero también el agua que bebemos, el aire que respiramos, el entorno en el que vivimos…

-¿Tanto como para empezar a bloquear ya los riñones?

-Bueno, la litiasis no es fundamentalmente biliar sino hepática. Quien realmente produce la mayoría de las piedras es el hígado, órgano de filtración de la sangre venosa que asciende por el sistema porta y cuya suciedad es la que termina produciendo los posos y arenillas que con el tiempo se van aglutinando y formando los litos de mayor tamaño. El otro órgano de filtración, el riñón, retiene arenillas y forma piedras pero en menor grado. También el páncreas produce sedimentos por filtración que se eliminan a través del conducto pancreático pero son menos importantes porque es corto.

En fin, el caso es que cada vez con mayor frecuencia el material de desecho que en condiciones normales debería salir a través del colédoco hacia el intestino para su eliminación -si procede del hígado- o por vía urinaria -si su origen es renal- es retenido por uno o ambos órganos provocando una insuficiencia funcional de los mismos. Pero es que cuando se llega a esa saturación la arenilla, el material de desecho, en lugar de ser expulsado del organismo se extiende vía sanguínea a otras zonas y conductos siendo eso lo que probablemente genera muchas de las patologías que conocemos. Solo que como esas zonas se hallan muy alejadas no nos hacen sospechar que la causa sea esa.

-Pero, ¿cómo han llegado a la conclusión de que es el hígado el que produce el mayor número de piedras?

-Llegamos a esa conclusión tras constatar que numerosos pacientes colecistectomizados –a los que se ha extirpado la vesícula biliar- presentaban cuadros semejantes a los producidos por litiasis “biliar” y al darles drenadores de fuerte acción y analizar las heces obtenidas dentro de las 24 horas siguientes a la ingesta de los mismos se encontraron piedras de diferentes tamaños y mejoría substancial de la sintomatología con lo que quedó demostrado que la extracción de la vesícula no nos libra de la producción y almacenamiento de residuos hepáticos sólidos. Añadiré que la búsqueda de litiasis se realiza también en niños dando positivo casi siempre en infantes de hasta dos años y menos lo que sugiere que los fangos hepáticos le llegan al feto durante el embarazo, desde la madre, pese a la barrera placentaria. Porque no parece lógico que en doce meses almacenen tanta arenilla como para dar muchas veces cuadros hepáticos de cierta intensidad.
En fin, estos diminutos barros de desecho que circulan por la sangre son normalmente retenidos por alguno de nuestros filtros pero pueden pasar de un órgano a otro indistintamente.

-¿Y cómo abordan ustedes la depuración del hígado y el riñón?

-Antes, cuando un paciente presentaba signos de litiasis en hígado por ejemplo, le dábamos un drenante de ese órgano solamente pero con frecuencia nos encontrábamos al mes siguiente con que se había limpiado el hígado pero presentaba litiasis renal. Por lo que decidimos a partir de entonces drenar ambos órganos a la vez. Con excelentes resultados.

-Bien, volvamos al cáncer. Decía antes que el bloqueo de nuestro sistema de drenaje es lo que puede provocar la aparición de las células cancerosas… y de otras patologías- ¿Puede ampliarnos su tesis?

-Bueno, una vez establecimos que había relación directa entre la eliminación de las litiasis hepática y renal y la mejoría en muchos casos de cáncer era cuestión de buscar una explicación coherente. Como antes dije cuando nuestros filtros corporales van acumulando materia indeseable y no pueden eliminarlos se saturan . Y al no poder retener más material de desecho éste se extiende a través de la sangre y el plasma al resto del organismo. Provocando, al acumularse, en unos casos obesidad -general o circunscrita a una zona-, en otros deformaciones óseas, ateromas, miomas, lipomas, fibromas, quistes o tumores que en ocasiones se malignizan dando lugar al cáncer.

Una explicación plausible es que los microlitos en forma de barros sutiles terminen traspasado la membrana celular merced a la presión osmótica y se depositen en determinadas células alterando el medio e iniciando un proceso de mutación que genere malformaciones de todo tipo. Malformaciones que, sin embargo, hemos podido comprobar que ceden en cuanto desciende el nivel de barros en sangre y por presión inversa la célula puede librarse de ellos. Por supuesto, si la célula aún es aun recuperable y siempre gracias a los órganos de eliminación.

Lo importante es pues evitar que el material de desecho llegue a las células, sea o no carcinogénico, eliminándolo mediante un drenaje a fondo.

-¿Y cómo efectúan ustedes ese drenaje? Por cierto, ¿cambian el tipo de alimentación durante el tratamiento?

-La alimentación juega un papel fundamental en la salud y por tanto hay que cuidarla. A nosotros lo que nos parece primordial es que los productos sean biológicos y no se desnaturalicen durante su preparación. Pero no proponemos una dieta específica. Basta con que uno se alimente de forma saludable recordando que al hígado le afecta sobre todo el consumo de productos grasos, alcohol, azúcar blanco, hidratos de carbono refinados, fármacos, aditivos alimenticios, etc. Aunque también le afectan el estrés, los disgustos y los ataque de ira.
Nos centramos pues en desintoxicar el organismo. Lo que sucede es que la experiencia nos demuestra que un drenaje real y completo es muy difícil de conseguir la primera vez que se drena. Aún obteniendo datos analíticos satisfactorios suele tener que repetirse varias veces hasta que la limpieza sea aceptable de ambos órganos.

-¿Pues tenía entendido que en pocos meses podía conseguirse una limpieza profunda de hígado y rinón…

Sí, pero hemos constatado que aunque a veces creemos haberlo conseguido…a los dos o tres meses ambos órganos vuelven a estar saturados con lo que se precisan nuevos drenajes, práctica inhabitual cuando ya se ha comprobado el resultado positivo de la primera sesión de limpieza. Y es que, por pura lógica, es imposible limpiar en un par de meses la suciedad acumulada a lo largo de 30, 40 o 50 años. Es verdad que tras el primer drenaje, tras la primera limpieza a fondo, hígado y riñón se recuperan en muy buena medida pero es que una vez limpios empiezan a retener la suciedad circulante. Es decir, la sangre, mucho más limpia de impurezas, empieza a recibir nuevos residuos de otras células que inician su recuperación, simplemente por ósmosis. De tejidos que estaban saturados, de conductos parcialmente obstruidos, etc. Y al poco tiempo ya tenemos otra vez ambos órganos ocluidos. Por lo que hay que proceder a volver a limpiarlos. En otras palabras, para lograr desintoxicar el organismo –y en algunos casos será más complicado que en otros- se precisan varias sesiones con descansos intermedios. Luego, una vez lograda la limpieza a fondo, conviene prevenir. Y lo ideal es efectuar a partir de entonces una limpieza de hígado y riñón una vez cada año o año y medio.

-Por su comentario anterior observo que también usted advierte que el comportamiento puede influir decisivamente sobre la salud…

-Evidentemente. Las emociones negativas fuertes se somatizan. El hígado enfermo produce irritabilidad y cólera pero lo mismo ocurre a la inversa: un ataque de ira afecta negativamente al hígado, máxime si está dañado, con la consiguiente inflamación crónica, pérdida de su capacidad de filtraje y diseminación de microlitos por todo el organismo lo cual está de acuerdo -en líneas generales- con las teorías de distinguidos colegas que achacan a los disgustos la causa del cáncer y otras patologías graves.

-Y según usted un drenaje efectivo de hígado y riñón puede ayudar a superar un cáncer.

-Sí. Hay quienes recomiendan drenar el hígado y el riñón una vez finalizado el tratamiento que postulan o como complemento pero a nuestro juicio el drenaje es lo primero que debe hacerse y la parte mas importante del proceso curativo. Al punto de que por sí solo puede llegar a resolver espontáneamente un proceso cancerígeno, tanto en una fase muy inicial, energética, como funcional. Hemos tenido ocasión de comprobarlo repetidamente. Aunque, como antes dije, complementamos el tratamiento con medicación homeopática. Pero es importante señalar que hasta una limpieza total el efecto de cualquier medicación es parcial.

-La verdad es que su planteamiento está cargado de sentido común y coincidimos con él pero resulta tan aparentemente sencillo que mucha gente se va a resistir a creer que basta para superar incluso una enfermedad tan grave como el cáncer.

-Filosofaba uno de mis maestros, cuando estudiaba Medicina Tradicional China en Pekín, diciendo que “Dios cura con el TAO, es decir, con la unidad, con una sola señal, con un deseo o un toque de sus manos. Una persona elevada espiritualmente podrá curar equilibrando el yin y el yang. Es decir, tendrá que utilizar dos señales; por ejemplo, un contacto de sus manos y un tazón de hierbas. Un médico muy bueno pero que no llegue a la sabiduría del anterior curará utilizando los cinco elementos, es decir, cinco señales. Y un facultativo de más bajo nivel usará los ocho trigramas. Es decir, un médico, contra menos sabe, precisa de mayor arsenal de análisis y medicamentos mientras que un médico competente ve paulatinamente cerrarse el abanico de los medios que precisa para curar.”
En nuestro cuerpo el yang-yin probablemente sea el sistema hepato-renal siendo su alteración lo que produce, directa o indirectamente, la mayoría de las patologías del ser humano. Aún estamos muy lejos de solucionar la enfermedad de una forma rápida y permanente pero creo que este pensamiento oriental es un principio que debería tenerse muy en cuenta en futuras investigaciones. Porque las soluciones mas sencillas son casi siempre las mejores.

-No es usted pues muy partidario de la radio y la quimioterapia…

-Hace aproximadamente cinco años, al finalizar una conferencia que daba sobre cáncer, me abordó un hombre de unos 50 años y me dijo que había sido operado de un tumor en el colon y le habían dado luego las correspondientes sesiones de radioterapia y quimioterapia postoperatorias. En la actualidad estaba controlado y asistía a revisiones periódicas. Me solicitó mi opinión sobre su caso y la posibilidad de que lo atendiera en consulta. Una vez revisado el resultado de las pruebas fue que si bien su cáncer se encontraba en estado estacionario seguía latente. Le sugerimos hacer un drenaje y tomar la medicación homeopática adecuada y al cabo de unos meses el cáncer de colon se había negativizado totalmente. Entonces nos explicaría que tenía un hermano gemelo univitelino con el mismo tipo de cáncer que había sido tratado de forma análoga por el mismo equipo oncológico. Éste acudió a nuestra consulta y, efectivamente, también daba positivo al tumor de colon en estado latente. Tras el tratamiento se negativizó igualmente y quedaron pendientes de un seguimiento adecuado. Tras casi un año de tranquilidad el equipo oncológico les anunció tras los análisis rutinarios de control que les hicieron que a su juicio la evolución del tumor no parecía favorable y, por tanto, les proponían que de forma “preventiva” se dieran unas sesiones de quimioterapia para evitar un posible rebrote y asegurar la total curación. Al acudir a nosotros se les repitieron las pruebas, dieron negativas y se les desaconsejó formalmente la quimioterapia dado su buen estado de salud. El primer hermano confió en nuestro criterio pero la esposa del segundo se manifestó claramente en contra diciendo que ellos estaban muy contentos con el tratamiento oncológico recibido, no tenían por qué desconfiar de él y, por tanto, iban a aceptar la quimioterapia. Es decir, dos hermanos gemelos univitelinos con idéntica patología habían decidido optar por dos tratamientos no ya completamente diferentes sino opuestos. Era una verdadera prueba de fuego.

El hermano que siguió nuestro consejo acude hoy regularmente a nuestras charlas de divulgación y goza de buena salud. El que optó por la quimioterapia a pesar de que estaba clínicamente sano se fue deteriorando gradualmente, generó nuevos carcinomas y tras un año de sufrimientos falleció a principios del 2003. Y le cuento este caso por considerarlo significativo.

-¿Han averiguado algo más respecto a la relación entre el cáncer y las disfunciones de hígado y riñón?

-El cuerpo humano no es un conjunto de órganos y vísceras que funcionen independientemente sino que interactúan por lo que la afección de un solo órgano puede desencadenar insuficiencias y patologías en otros órganos o sistemas que no parecen tener relación con el afectado. En cuanto a su pregunta concreta podemos decir que los cánceres no se desarrollan en las diferentes localizaciones por azar sino dependiendo de si el órgano más afectado es el hígado o el riñón. Por ejemplo, los cánceres de estómago, mama y pulmón tienen su origen en la saturación hepática mientras que los cerebrales, óseos, de útero y las leucemias se deben al riñón. Ahora bien, en ocasiones el cáncer se desarrolla en un tercer órgano relacionado. Por ejemplo, el hígado afecta al estómago y éste afecta a los senos. Por tanto, el tumor -sea maligno o no- puede manifestarse en uno de los tres órganos aunque la causa sea la misma.
En suma, es evidente que hay sustancias que ingerimos o con las que entramos en contacto que pueden producir cáncer. Muchas son conocidas. Hay publicada una extensa relación de sustancias carcinogénicas. Pero también un nivel elevado de fangos comunes que bloqueen el hígado, el riñón o ambos simultáneamente puede generar un tumor maligno.

-Una última pregunta: ¿podríamos saber qué utilizan para drenar ambos órganos y qué productos homeopáticos recetan habitualmente como coadyuvantes?

-Para limpiar el hígado recomendamos un producto natural que se encuentra en herbolarios y tiendas de dietética elaborado a base de extracto de rábano negro y alcachofa durante dos-tres meses. Hay varias marcas. Y para limpiar el riñón usamos tres productos conocidos: Calcárea Carbónica y Licopodium –ambas a la 30CH- y Berberis a la 7CH para la arenilla y piedras de origen lipídico. Hay que tomarlas una sola vez al día durante dos semanas.
En cuanto a los productos coadyuvantes en realidad los sugerimos porque hemos observado que cuando a pesar del drenaje el hígado no se recupera bien se detectan habitualmente en él los virus de la hepatitis C o D. Y en tales casos funcionan excelentemente dos productos homeopáticos de Microinmunoterapia: el 2LCH en casos de hepatitis C y 2LHD en los de hepatitis D.

-Gracias por su aportación. Estamos seguros de que serán de utilidad.
-A ustedes.

José Antonio Campoy

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