Autor: José María Cardesín de Ascó
INTRODUCCIÓN
Nunca hemos comido tanto, y nunca hemos estado tan desnutridos.
Nuestro organismo es un centro de proceso y neutralización de todas las toxinas que le hacemos llegar, desde que comemos algo hasta que lo excretamos, los alimentos son disueltos, descompuestos, filtrados en diversos órganos (hígado, bazo, riñones), y finalmente asimilado lo necesario y eliminado el resto.
Pero por desgracia, en la sociedad occidental, comemos más de lo que necesitamos y el porcentaje de obesidad en paises desarrollados es cada vez más alto. Comemos por ansiedad, comemos por aburrimiento, comemos por «hacer algo», comemos por gula, comemos por los ojos, y lo que es peor, comemos mal y productos que no son saludables.
Todo lo que consumimos está alterado
La carne lleva hormonas, la fruta y la verdura pesticidas o productos químicos, los cereales en muchos casos son transgénicos igual que algunas verduras y legumbres, otros muchos productos vienen con azucar refinada añadida y además encontraremos colorantes, aromas, conservantes, estabilizantes y un largo etcétera de añadidos que, en definitiva, perjudican nuestra salud.
Nuestro cuerpo no puede soportar el ritmo con el que ingerimos estos alimentos alterados.
De todo lo ingerido sólo aprovechamos una pequeña parte, otra parte se elimina, y el resto ensucia nuestro organismo. Y es entonces cuando éste comienza a dar sus primeras señales de alarma. Aparece la obesidad, el colesterol, el azucar, aumentan los trigliceridos, los problemas circulatorios en general, de estreñimiento y con el tiempo acabaran apareciendo enfermedades más graves, como problemas cardíacos (infartos), embolias, cáncer, etc. La Medicina China nos explica que el exceso de materia en el organismo, se condensa en tumores, cánceres, verrugas, miomas, fibromas…
Y entonces, si prácticamente todo lo que comemos esta alterado, que podemos hacer eliminar esas toxinas y estar más sanos?
Es interesante evitar o reducir el consumo de los alimentos que sepamos son los más dañinos (grasa de origen animal, alcohol, dulces…) e intentar consumir alimentos más saludables, aumentar el consumo de frutas y verduras, y si son ecológicos, todavía mejor.
Pero por otro lado tenemos el ayuno, una técnica que nos puede dar más años de vida y sobre todo de salud. Son muchos los estudios que demuestran que el consumo de menos comida, aumenta los años de vida de cualquier ser vivo. Por qué?
Comer menos, vivir más
Un mala alimentación nos ensucia, nos deja restos, depósitos, toxinas, podríamos hasta decir que «nos gasta» y hace trabajar y consume nuestros órganos, los degenera, y en definitiva, nos aumenta la posibilidad de padecer diversas enfermedades y nos acorta la vida.
Hacer un ayuno nos ayudaría a lo contrario, a limpiar nuestro organismo.
Porque si a nuestro organismo, no le damos de comer, va a comenzar a nutrirse con todo lo que hay en nuestro cuerpo que «sobra», lo que es célula ajena a él mismo. Durante un ayuno nuestro cuerpo se alimentará de esas células grasas que nos engordan, ese ateroma (grasa) que se ha fijado en nuestras arterias (que con el tiempo nos producirá una embolia), incluso se alimentará de células mutadas que son las causantes de la aparición de algunos tipos de cáncer.
Pasar hambre no es malo
Hay mucha gente que cuando le indican una dieta a seguir o un regimen, se espantan y lo rechazan. Creen que si no comen toda la cantidad de alimentos a los que están acostumbrados van a morir entre horribles dolores. Se sienten flojos, se marean, no pueden hacer los quehaceres cotidianos.
Estas reacciones de nuestro cuerpo son normales. El hambre es elástico, y uno puede acostumbrar a su cuerpo a comer más o menos. Quien manda es la mente del individuo, no el cuerpo, y aunque este pida comida, si la mente no se lo quiere dar, debería prevalecer el deseo de esta última y acostumbrar al organismo.
Mucha gente, sin embargo sufre «el mono» de la comida (similar al mono por una droga), y son incapaces de seguir regimen, dieta o restricción alimentaria que se les haya impuesto.
Esas señales que da el cuerpo al no comer, la flojera, el mareo, etc. es la forma que tiene nuestro cuerpo de comunicarse con nosotros y pedirnos comida, pero al rato, en unos minutos, esos síntomas desaparecen (y volverán aparecer más tarde, en intérvalos regulares). Esas sensaciones son normales, y en ningún momento indican que vayamos a sucumbir por inanición.
Por desgracia, todavía hay mucha gente que cree que estar bien alimentado, comiendo en exceso, equivale a estar más fuerte, más sano, cuando es justamente al contrario.
Por tanto hay que tener varias cosas claras:
1- Que pasar hambre no es malo ni nos hace daño, al contrario, es curativo.
2- Que el hambre es elástico, y podemos acostumbrar a nuestro cuerpo a comer menos.
3- Que nuestra mente debe mandar sobre nuestro cuerpo, y que por mucho que este nos pida comida mediante síntomas, podemos obligarlo a no comer.
Cómo se hace un ayuno?
Hay muchos tipos de ayunos, y varian en función de la duración.
El básico, es el más sencillo de realizar y consiste en hacer un ayuno con un mínimo de 4 días y un máximo de 7. Un ayuno más avanzando, sería entre 7 y 15 días, y el más largo ronda los 40 días, aunque éste último es aconsejable hacerlo sólo bajo supervisión médica y en casos muy concretos.
– El ayuno básico (de 4 a 7 días)
Podemos empezar por este ayuno «sencillo», que lo busca es enfrentarse a la sensación de tener hambre y vencerla. Durante los primeros días (dependiendo de cada uno), el organismo se va alimentar de los glúcidos que tenemos almacenados en el hígado, por lo que, por lo general, hasta el segundo o tercer día, no comienza el proceso de limpieza del organismo a nivel general.
Es importante beber mucho líquido, para hidratar el intestino y mantener en condiciones optimas, tanto las mucosas como los demás procesos del organismo. Recordemos que el ayuno es de solidos, no de líquidos, y agua tenemos que intentar ingerir, como mínimo, entre 2 y 3 litros diarios.
Los primeros síntomas que aparecen son hambre, fatiga, cansancio, mareo, todos ellos normales, generados por el hígado. Son buena señal, nuestro cuerpo se está limpiando. Estos síntomas duran unos minutos, y desaparecen, e irán apareciendo en intérvalos regulares, hasta que poco a poco vayan desapareciendo, pues el organismo se estabiliza y ya no nos pide comida. El organismo entra en un estado de equilibrio durante el cual se nutre de toda célula almacenada y extraña a nuestro cuerpo.
Aunque podemos hacer vida normal, es conveniente no hacer esfuerzos prolongados que nos puedan afectar. De todas formas, en muchos casos el ayuno y la desintoxicación del organismo produce un efecto en el cual se encuentra en un estado energético importante y con mucha actividad y ganas de hacer cosas.
Como excepción, podemos tomar alguna infusión puntual a lo largo de la semana. En otros casos se recomiendan lavativas para hidratar el colón.
El primer día que salimos del ayuno, lo ideal es comenzar con zumos naturales y alimentos ligeros, como una sopa. El siguente día ya podemos comer algo más salido, fruta, alguna ensalada, o similar. Y a partir de ahí comer cada día un poco más hasta recuperar la normalidad.
Resumiendo
La mayoría de la gente esta sobrealimentada, y tenemos en nuestro organismo restos de toxinas acumulados que provienen de la alimentación y el metabolismo.
Una manera eficaz de eliminar todas esos depositos es a través de un ayuno.
Todos deberíamos hacer un ayuno, al menos una vez al año. El ayuno nos proporciona, la limpieza de nuestro organismo, salud y más años de vida.
Bibliografía consultada, «La curación por el ayuno» de Alexis Suvorin